La función específica de la inteligencia estética es la de elaborar lecturas de todo lo conocido para confeccionar ‘versiones’ nuevas del mundo. Los productos y cogniciones propios de la inteligencia estética son usados para obtener placer que nace directamente de lo percibido o de lo comprendido (surgidos necesariamente de la experiencia estética).
Resuelve creativamente problemas de comprensión; utiliza métodos para ordenar medios a fines; implica control; establece vías de conexión entre los datos disponibles, facilitando nuevos métodos de comprender; integra sensaciones, informaciones conceptuales y experiencias emocionales en sus actos de conocimiento, lo cual implica un propósito; forma nuestras capacidades de juicio sobre la realidad conocida; y esto lo hace construyendo o decodificando aquello que puede ser considerado de máxima importancia, aquello que define e identifica a aun grupo humano y su contexto: la cultura. (Roldán, 2003, p.153).
La inteligencia estética se puede definir, entonces, como la capacidad de elaborar, material o mentalmente, ‘versiones’ sobre el mundo utilizando, para ello, cualquier material cognitivo disponible.
La inteligencia estética elabora asociaciones, comprensiones y objetos, cuya función, utilidad y contenido no se adecuan a los de otro tipo de inteligencia, tales como la inteligencia-lógica-matemática o la práctica.» (Roldán, 2003, p.155).
Esto si se tiene en cuenta la caracterización de las inteligencias múltiples del psicólogo estadounidense Howard Gardner, quien define la inteligencia como una capacidad para resolver determinadas situaciones, problemas, o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural. (Gardner, 1995, p.25).
Gardner identificó ocho tipos de inteligencia: la verbal o lingüística, la lógico-matemática, la visual-espacial, la musical o rítmica, la kinestésico-corporal, la intrapersonal, la interpersonal y la naturalista (la cual añadió posteriormente).
Cada una de estas inteligencias están vinculadas a unas determinadas capacidades correspondientes:
Cada una de estas inteligencias están vinculadas a unas determinadas capacidades correspondientes:
- Inteligencia verbal o lingüística. Es la capacidad para usar el lenguaje en todas sus expresiones y manifestaciones.
- Inteligencia lógico-matemática. Es la capacidad de resolver cálculos matemáticos y poner en práctica un razonamiento lógico.
- Inteligencia visual-espacial. Es la capacidad para percibir el entorno visual y espacial para transformarlo.
- Inteligencia musical o rítmica. Es la capacidad de percibir y expresarse con formas musicales.
- Inteligencia kinestésico-corporal. Es la capacidad para expresar ideas y sentimientos con el cuerpo.
- Inteligencia intrapersonal. Es la capacidad para desarrollar un conocimiento profundo de uno mismo.
- Inteligencia interpersonal. Es la capacidad para relacionarse con los demás, tomando como refencia la empatía y la interacción social.
- Inteligencia naturalista. Es la capacidad de observar y estudiar los elementos que componen la naturaleza (objetos, animales y plantas).
Aunque cabe aclarar que para Gardner ninguna de las ocho inteligencias anteriormente mencionadas es una inteligencia artística propiamente dicha. Más bien, lo que él plantea es que se haría un uso estético de las inteligencias y no una inteligencia que se dedicara específicamente a lo estético. En esta clasificación sólo la música correspondería a un tipo de 'inteligencia estética' como tal; aunque la inteligencia verbal (el caso de la literatura), la visual-espacial (los pintores y arquitectos, por ejemplo) y la kinestésico-corporal (caso de la danza o la coreografía, podrían ser un ejemplo), se le acercan mucho.
Por su parte, el psicoterapeuta y filósofo italiano Piero Ferruci en su libro Belleza para sanar el Alma plantea una teoría de la 'inteligencia estética' como una comprensión significativa de lo que es la belleza, como una manera de entender lo bello en toda su variedad. El problema es que la belleza es difícil de identificar o precisar, porque no todos la apreciamos de la misma manera. Para algunos está en la naturaleza, para otros en las obras de arte, en una película, en la calle, en lo más nimio o, por el contrario, en lo más suntuoso, etcétera. Ya Platón lo expresaba en su diálogo Hippias mayor: "lo bello es difícil". Pero, paradójicamente, sí podemos vernos afectados de manera más o menos similar por experiencias antagónicas a la de la belleza, como, por ejemplo, con: el desorden, la fealdad, el maltrato a los animales, la destrucción medioambiental, la crueldad, el abandono, la desolación, entre muchísimas otras a las que nos podemos ver expuestos a diario. Por eso, de lo que se trata en esta propuesta, es de apreciar y valorar la belleza a partir de la neutralización de las repercusiones que nos proporcionan las experiencias estéticas 'negativas', con el fin de integrar la belleza a nuestras vidas a partir de una 'inteligencia estética', teniendo en cuenta que:
Las personas con un rango estético más limitado, es decir, con un menor rango de 'inteligencia estética', también tienen un mundo más exiguo y restringido y una personalidad menos flexible. Porque parece haber coincidencias entre este tipo de personas y su capacidad de adaptación a entornos y circunstancias nuevas, dado que tienen más problemas para manejar los cambios. Por el contrario, aquellos que poseen un amplio 'espectro estético' desarrollan personalidades más curiosas, más dispuestas a aprender y a implementar nuevas ideas y proyectos; al igual que una gran capacidad para maravillarse y disfrutar aprendiendo. Son personas mucho más flexibles con las circunstancias, con los demás y consigo mismas. Tienen más capacidad para relacionarse, mayor autoestima y un espíritu vital mucho más intenso. (Castillo, s.f.).
Referencias
Castillo, A. “Inteligencia estética: la capacidad de percibir lo bello”. En: Academia.edu ˂https://www.academia.edu/39055830/Inteligencia_est%C3%A9tica_la_capacidad_de_percibir_lo_bello˃ [Fecha de consulta: 15/10/2019].
Gardner, H. (2005). Las inteligencias múltiples: la teoría en la práctica. Barcelona: Paidós.
Por su parte, el psicoterapeuta y filósofo italiano Piero Ferruci en su libro Belleza para sanar el Alma plantea una teoría de la 'inteligencia estética' como una comprensión significativa de lo que es la belleza, como una manera de entender lo bello en toda su variedad. El problema es que la belleza es difícil de identificar o precisar, porque no todos la apreciamos de la misma manera. Para algunos está en la naturaleza, para otros en las obras de arte, en una película, en la calle, en lo más nimio o, por el contrario, en lo más suntuoso, etcétera. Ya Platón lo expresaba en su diálogo Hippias mayor: "lo bello es difícil". Pero, paradójicamente, sí podemos vernos afectados de manera más o menos similar por experiencias antagónicas a la de la belleza, como, por ejemplo, con: el desorden, la fealdad, el maltrato a los animales, la destrucción medioambiental, la crueldad, el abandono, la desolación, entre muchísimas otras a las que nos podemos ver expuestos a diario. Por eso, de lo que se trata en esta propuesta, es de apreciar y valorar la belleza a partir de la neutralización de las repercusiones que nos proporcionan las experiencias estéticas 'negativas', con el fin de integrar la belleza a nuestras vidas a partir de una 'inteligencia estética', teniendo en cuenta que:
La inteligencia estética diferencia tres componentes principales que definen el grado de percepción estética. Básicamente son el rango de estética, la profundidad de la experiencia y la capacidad de integrar la belleza. Estas tres variables se dan de diferente manera y grado en todos nosotros. (Castillo, s.f.).
Las personas con un rango estético más limitado, es decir, con un menor rango de 'inteligencia estética', también tienen un mundo más exiguo y restringido y una personalidad menos flexible. Porque parece haber coincidencias entre este tipo de personas y su capacidad de adaptación a entornos y circunstancias nuevas, dado que tienen más problemas para manejar los cambios. Por el contrario, aquellos que poseen un amplio 'espectro estético' desarrollan personalidades más curiosas, más dispuestas a aprender y a implementar nuevas ideas y proyectos; al igual que una gran capacidad para maravillarse y disfrutar aprendiendo. Son personas mucho más flexibles con las circunstancias, con los demás y consigo mismas. Tienen más capacidad para relacionarse, mayor autoestima y un espíritu vital mucho más intenso. (Castillo, s.f.).
Por: Rodolfo Wenger C.
Referencias
Castillo, A. “Inteligencia estética: la capacidad de percibir lo bello”. En: Academia.edu ˂https://www.academia.edu/39055830/Inteligencia_est%C3%A9tica_la_capacidad_de_percibir_lo_bello˃ [Fecha de consulta: 15/10/2019].
Gardner, H. (2005). Las inteligencias múltiples: la teoría en la práctica. Barcelona: Paidós.
Roldán R., J. (2003) “Emociones reconocidas: formación desarrollo y educación de las experiencias estéticas”. En: Marín V., R.(Coord.) Didáctica de la educación artística. Madrid: Pearson Educación, 2003. pp. 147-179.