Ir al contenido principal

La esquizia del ojo y la mirada en J. Lacan

Fotograma de El perro andaluz (1929) de Luis Buñuel y Salvador Dalí.

El sujeto para Lacan es el del significante en la medida en que está determinado por él. La sintaxis es preconsciente. Pero la sintaxis que se puede observar en ciertos momentos del monólogo infantil tiene que ver con la reserva inconsciente que escapa al sujeto (Lacan, 2003, p.76). Cuando el sujeto cuenta su historia, lo hace a partir de lo que rige esa sintaxis y la hace cada vez más ceñida a un «núcleo» (según Freud). Y ese «núcleo» se refiere a algo traumático que implica la «resistencia del sujeto». El núcleo ha de ser identificado como real (real en tanto la identidad de percepción es su regla). Se basa en una especie de muestra, que nos asegura que estamos en la percepción por la sensación de realidad que la autentifica. Del lado del sujeto eso se llama «el despertar». (Cf., Ibíd., “V. Tyche y automaton”, pp.61-72).

Lacan considera necesario fundamentar la repetición en la esquizia (la palabra schize en francés significa separación, corte, disyunción), que se produce respecto del encuentro con lo real (la tyche). Esta esquizia muestra que lo real es algo que siempre llega en mal momento. Por eso es que lo real en el sujeto resulta ser lo más cómplice de la pulsión (Ibíd., p.77).

Se da la preexistencia de una mirada (sólo veo desde un punto), pero en mi existencia soy mirado desde todas partes (Ibíd., p.80). «El ojo y la mirada, ésa es para nosotros la esquizia en la cual se manifiesta la pulsión a nivel escópico.» (Ibíd., p.81) La mirada es lo que se elude, lo que escapa en la visión. (De ahí que Lacan habla del fenómeno del mimetismo para abordarla). El problema del mimetismo radica en saber si ha de ser atribuido a alguna potencia formadora del organismo que muestra sus manifestaciones. ¿Cómo es posible que suceda esta capacidad interior de dominar la forma del cuerpo mimetizado y su relación con el medioambiente, bien sea distinguiéndose o confundiéndose son él? ¿Los ocelos impresionan por su parecido con los ojos o, al contrario, los ojos sólo son fascinantes por su relación con los ocelos? Es decir, ¿no debemos distinguir a este respecto la función del ojo de la función de la mirada?

A su vez, el mimetismo es una manifestación de otra función a la que Lacan le da el nombre de la mancha, que es la preexistencia de un dado-a-ver-respecto respecto de lo visto. En este sentido, la función de la mancha puede ser identificada con la función de la mirada.




El órgano de la percepción es el ojo y la percepción se produce en el ojo. Sin embargo, fenomenológicamente uno tiene la ilusión de «ver afuera». Para M. Merleau-Ponty somos seres mirados en el espectáculo del mundo. Lo que nos hace conciencia nos instituye al mismo tiempo como speculum mundi. El espectáculo del mundo se nos ofrece como omnivoyeur (este lado omnivoyeur asoma en la satisfacción de una mujer al saberse mirada, con tal de que no se lo muestren) (p.83).

El mundo es omnivoyeur, pero no exhibicionista (no provoca nuestra mirada). Cuando empieza a provocarla, entonces, surge la sensación de extrañeza. Esto significa que en el estado de vigilia la mirada se elide, entre lo que eso mira, y lo que se eso muestra. En cambio en el campo del sueño, a las imágenes las caracteriza sólo el eso muestra. En el sueño, uno puede decirse a sí mismo — Esto no es más que un sueño. Pero uno no puede decirse a sí mismo — A pesar de todo, soy conciencia de este sueño, de la misma manera que el cogito cartesiano se capta como pensamiento. (¿Quién sueña a quién? ¿Es Chuang-tzú quien sueña que es una mariposa o es la mariposa la que sueña que es Chuang-tzú? En el sueño Chuang-tzú no es mariposa para nadie. Sólo cuando está despierto es Chuang-tzú para los demás, y está preso en sus «redes de cazar mariposas»). (p.84).

La visión, es decir, el ojo que ve el objeto, está del lado del sujeto, mientras que la mirada está del lado del objeto. Cuando miro un objeto, el objeto está siempre mirándome de antemano, y desde un punto en el cual yo no puedo verlo. Para Lacan, el desconocimiento es inseparable del proceso de constitución mismo de la mirada, ya que el sujeto nunca puede localizarse en el punto de la mirada.
De esta manera, el campo visual deja de ser un espejo y se convierte en una pantalla. No sólo tenemos la ilusión de «ver afuera» sino que además «vemos desde un punto, pero en nuestra existencia somos mirados desde todas partes». Por lo tanto, hay dos cosas que quedan suprimidas, elididas para el sujeto:
  • que ve desde un punto, y
  • que «ver afuera» es una ilusión.
La mirada es así lo que se pierde en la visión. La mirada es inaccesible en la imagen. La mirada es aquello que falta en la imagen, es el objeto a en la imagen. Esa falta, esa elisión de la mirada en la visión es sin embargo la esencia de la visión. Contemplo a la ciudad por la ventana. La visión ante mis ojos me muestra el cielo, los edificios, los árboles, la gente, lo automóviles, etcétera. ¿Qué queda elidido, suprimido en esa visión, en tanto no se ve, no se puede ver? La respuesta es: la propia mirada. Pero es precisamente la mirada, en tanto falta, la causa de la visión. Porque, sin esa mirada, la imagen sería otra, y ese dato es un dato que está ausente en la visión. La mirada como objeto faltante constituye el campo escópico. (Cf. Albornoz, 1997).

Nos encontramos, entonces, con una mirada que no sólo mira, sino también muestra. Las clases del seminario XIII dedicadas al análisis de Las meninas instruyen suficientemente que la mirada también muestra y que esto era algo que sabía muy bien Velásquez.

Es con estos elementos que Lacan afirma que el objetivo de la pintura, es engañar al ojo. La pintura es un «Trompe l’oeil». No es la apariencia lo que engaña al ojo. El espacio que un cuadro intenta aprehender nace de la mirada. En “Homenaje a M. Duras” Lacan dice lo siguiente:
Yo enseño que la visión se escinde entre la imagen y la mirada, que el primer modelo de la mirada es la mancha de la que deriva el radar que ofrece la copa del ojo a la extensión.
La mirada se extiende en el pincel sobre la tela para hacerles bajar la vuestra ante la obra del pintor.
Se dice que eso os mira de lo que requiere vuestra atención.
Pero es más bien la atención de lo que los mira lo que se trata de obtener. Pues de lo que los mira sin mirarlos ustedes no conocen la angustia. (Lacan, 1965).

El tiempo de la mirada es determinante. La mirada no sólo concluye el movimiento, funciona además como una sutura que lo fija. Se trata, entonces, de investigar qué determina que el pincel se detenga allí, para reconocer en su «toque» el depósito de la mirada. De esta afinidad entre el gesto y el cuadro encontramos un elocuente testimonio en una entrevista que el pintor británico, nacido en Irlanda, Francis Bacon, concedió a la escritora Marguerite Duras.

El pintor Francis Bacon en su estudio (fotografía de Jane Bown, 1980).

Allí Bacon señala: 

Yo no dibujo. Empiezo haciendo todo tipo de manchas. Espero lo que llamo “el accidente”: la mancha desde la cual saldrá el cuadro. La mancha es el accidente. Yo siempre espero que llegue una mancha sobre la cual construiré la apariencia. […] El accidente no se puede comprender. Si se pudiera comprender, también se comprendería el modo en que se va a actuar. Ahora bien, este modo en el que se va a actuar es lo imprevisto.» Así, cuando Bacon consigue trabajar ajeno a toda premeditación, surge la mancha desde la que saldrá el cuadro. Accidente, azar; «punto tíquico» que vela y a la vez devela el encuentro con lo real. (Zimmerman, 2012).



Por: Rodolfo Wenger C.



Referencias

Albornoz, E. (1997) “La esquizia del ojo y la mirada”, Revista de Psicoanálisis y Cultura, Núm. 6 - Diciembre 1997 [en línea] ˂http://www.acheronta.org/acheronta6/geomproy.html˃

Lacan, J. (2003). El Seminario de Jacques Lacan, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964). Buenos Aires: Paidós.

Lacan, J. (1965) “Homenaje a Marguerite Duras, El encantamiento de Lol V. Stein” (Traducción: Carlos Faig) http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2012/04/jacques-lacan-homenaje-marguerite-duras.html. (El original fue publicado en los Cahiers Renaud-Barrault, n° 52, diciembre de 1965, ed. Gallimard, París).

Zimmerman, D. (2012) “El gesto y la mirada”, Revista Affectio Societatis, Vol. 9, Nº 16, junio de 2012, Departamento de Psicoanálisis, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. Apud. Duras, M. (1993) “Entrevista con Francis Bacon”, en Outside, Barcelona, Plaza & Janes, p. 261.  


Entradas más vistas

La experiencia estética; características y definiciones

Keith EDMIER Sunflower , 1996.  (Acrílico y polímero, 333 x 107 x 66 cm). La experiencia estética constituye una experiencia ‘autotélica’, es decir, una experiencia que contiene una satisfacción y finalidad en sí misma, a diferencia de la experiencia práctica que busca la utilidad, el beneficio; la teórica , que tiene ante todo un interés cognoscitivo; o la de implicación personal , que depende estrictamente de las vivencias y los intereses individuales, en los que se involucra la historia personal, y que -por ello- es difícilmente compartible con otros. Puede ser definida como un modo de encuentro con el mundo, con los objetos fenómenos y situaciones ya sean naturales o creados por el ser humano, que produce en quien lo experimenta un placer, un conjunto de emociones y un tipo de conocimiento que puede considerarse de tipo estético (atención activa, apertura mental, contemplación ‘desinteresada’ , empatía…). Según M. Beardsley ( Estética: Historia y fundamentos )

Signos: definición, clasificación y su relación con las imágenes

Un signo como unidad de sentido consta básicamente de tres elementos relacionados entre sí: el referente u objeto referido (que puede ser real o imaginario), el significante correspondería al aspecto material del signo, y el significado es aquello que se manifiesta por ese hecho material, y que asumimos como algo que existe en nuestro pensamiento.  Para estudiar el significado habría que estudiar los contenidos del pensamiento, pero estos no serán significados hasta que no se incorporen a los significantes, a esas entidades materiales que nos remiten nuevamente al pensamiento.     Joseph Kosuth.. Una y tres sillas , 1965. (Instalación que consta de una silla, su imagen y su definición del diccionario). De acuerdo con ello, podemos hacer una clasificación de las seis principales clases de signos:     CLASIFICACION DE LOS PRINCIPALES SIGNOS UTILIZADOS EN LA SEMIÓTICA CONTEMPORÁNEA [1] Categoría Definición Ejemplo

Las categorías estéticas; definición y breve clasificación

Man Ray, Objeto indestructible , 1923. Partiendo de la definición aristotélica de que las categorías son las condiciones bajo las cuales el logos (lenguaje y pensamiento) se refiere al ser y los entes, discriminando y especificando sus rasgos fundamentales. Y que — en términos epistemológicos — , las categorías pueden definirse como principios de inteligibilidad de lo que consideramos como real, o los conceptos supremos a partir de los cuales el discurso articula la comprensión de «lo real».  Las categorías estéticas son los conceptos articuladores que permiten clasificar el ámbito o dimensión de lo estético que caracteriza a las distintas experiencias sensibles que puede vivenciar un ser humano al enfrentar situaciones y objetos que le motivan a emitir «juicios de gusto» o «juicios estéticos». Siendo el gusto [i] —a su vez—, la capacidad o facultad de discernimiento estético. Son los términos que utilizamos cuando emitimos juicios estéticos, es decir, cuando realiz

La Estética relacional de N. Bourriaud

La "estética relacional" o "arte relacional", término concebido por el teórico y crítico Nicolas Bourriaud (n. 1965) caracteriza y distingue el arte de los años 90s de aquel de los decenios anteriores, en particular, sobre el modo en que el sistema de las artes procesó tres coyunturas: el nuevo contexto sociopolítico tras la caída del muro de Berlín en 1989; el nuevo ambiente tecnológico con la difusión de las computadoras personales y el desarrollo de internet; y la propia tradición de las artes visuales en el siglo XX, que incluye: la crítica institucional, el cuestionamiento de la oposición artista-espectador, el llamado “giro conceptual”, la importancia de las reproducciones, copias y citas, y la tendencia de las artes a salirse de sus límites en busca de una reunificación con la “vida”.La génesis de este concepto se produjo a partir de la observación de un grupo de artistas con los que Bourriaud trabajó desde principios de los años 90, y su propósito

Cuando Homero Simpson se convierte en artista

  En un capítulo de la serie animada de TV Los Simpson titulado originalmente Mom and Pop Art, Mamá y el arte de papá en España y Arte de mamá y papá en Latinoamérica; episodio 19 de la 10ª temporada, emitido originalmente el 11 de abril de 1999, escrito por Al Jean y dirigido por Steven Dean Moore; y en donde Isabella Rossellini y el artista Jasper Johns fueron los invitados especiales; se pueden abordar varias temáticas ligadas al arte contemporáneo de manera muy graciosa, pero también -a la vez- muy filosófica si se quiere. Este capítulo en sí mismo podría ser considerado una obra de arte.  La sinopsis del capítulo puede ser la siguiente: Marge le dice a Homero que hay muchas cosas que él podría hacer los sábados en el jardín. Homero decide seguir sus consejos y va con Bart a un negocio de artículos de construcción, llamado La Ferretería de Mamá y Papá. Allí, Homero ve un asador (barbacoa) para armar y lo compra, convencido de que sería capaz de hacerlo él mismo. Cuando