Marta Minujín (Marta
Inés Minujín), nace en Buenos Aires, el 30 de enero de 1941. Es oriunda
del barrio porteño de San Telmo. Siempre ha usado la frase "todo es
arte", que sintetiza la concepción de la artista-creadora, convertida en
el paradigma de su generación. Lo social se manifiesta en su obra como
preocupación socio-contextual que presenta distintos matices: el humor, la
crítica y la exaltación.
Realizó sus estudios
en las escuelas nacionales de bellas artes de Buenos Aires. Presentó su primera
exposición personal en 1959 en el Teatro Agón. En 1960 obtuvo una
beca del FNA que le permitió instalarse en París, donde participó en la muestra
Pablo [Curatella] Manes y treinta argentinos de la Nueva Generación.
En París, comenzó a
realizar estructuras habitables, cubiertas de colchones encontrados entre los
desechos de los hospitales parisinos. En el baldío del Impasse Roussin, realizó La Destrucción (1963), su primer happening, para esta obra
reunió todas sus piezas con colchones e invitó a un grupo de artistas a
"destruirlas" (Christo, Élie-Charles Flamand, Lourdes Castro, Mariano
Hernández y Paul Gette).
Marta Minujín. La destrucción, 1963 (happening). |
En 1963, con Jean-Jacques Lebel, organizó el happening "El Gallo", en la Galería Raymond Cordier. A su llegada a la Argentina, fue una de las pioneras en la representación de happenings en ese país junto a miembros del mítico Instituto Di Tella de Artes.
En 1964 fue
invitada al Premio Nacional Di Tella, centro de referencia de los artistas de
la época, donde expuso "Eróticos en technicolor" y "Revuélquese
y viva". En la segunda obra los espectadores debían ingresar en una tienda
de tela, goma pluma y madera, repleta de colchones multicolores, para echarse
en la cama y dar vueltas para cumplir con el propósito explícito de la artista
de unir "arte y vida".
En 1964
también realizó el happening "Cabalgata" frente a las cámaras de
Canal 7, convirtiendo a la transmisión en algo inédito hasta ese momento. En la
acción, unos caballos que tenían atados a sus colas recipientes con pintura,
coloreaban algunos colchones; un grupo de atletas, al mismo tiempo, reventaban
globos y dos músicos de rock eran envueltos con cinta adhesiva. Poco después,
en el Estadio del Cerro, en Montevideo, presentó Sucesos, un
performance con quinientos pollos, mujeres gordas, atletas, bailarinas,
motociclistas y algunas otras cosas.
A finales de la década
del 60, la artista explora la intersección del arte con los medios de
comunicación masiva, a partir de la teoría de Marshall MacLuhan sobre las
mediaciones.
Marta Minujin. Simultaneidad en Simultaneidad. Three country happening (1966) |
Igualmente, en 1966 obtuvo la beca Guggenheim y se fue a vivir por 10 años -con leves interrupciones- a Nueva York.
Entre mayo y junio de 1965, Marta Minujín y Rubén Santantonín presentaron La Menesunda en el Instituto Di Tella (realizada con la colaboración, en distintas tareas, de Pablo Suárez, David Lamelas, Rodolfo Prayon, Floreal Amor y Leopoldo Maler). Se trataba de una ambientación que el espectador debía recorrer a través de dieciséis zonas y situaciones diferentes, sin aviso previo de lo que en su interior ocurriría.
A
comienzos de la década del 70, en un contexto de protestas civiles contra la
guerra en Estados Unidos y las noticias sobre la represión de la dictadura
militar en Argentina, Marta Minujín
realiza en Nueva York, entre otras, dos importantes acciones en las que los performers son
los protagonistas: Kidnappening, una
combinación ficcional de secuestro y happening, e Imago
Flowing, que
fusionaba ópera y happening.
De regreso en la Argentina, y en una Latinoamérica mayormente oprimida por sanguinarias dictaduras, a partir de 1976 Minujín focaliza su mirada sobre la región y elabora un importante conjunto de obras que cuestionan la brutal realidad, mientras reivindican la importancia de los lazos sociales así como la afirmación de la subjetividad. Entre las obras más destacadas de este período se encuentran la dupla Comunicando con tierra y Autogeografía.
En 1978, Minujín es invitada a participar en la I Bienal Latinoamericana de Arte en el Parque Ibirapuera de Sao Paulo. En tal ocasión, y en sintonía con sus preocupaciones sobre la realidad política, la artista propone horizontalizar el Obelisco de Buenos Aires. “Minujín construyó un obelisco de las mismas dimensiones del Obelisco porteño, recostado y recorrible por dentro. Con este gesto, buscaba ‘desplazar un mito de un país a otro, alterar la ley de gravedad del mundo [transformar] lo vertical en horizontal y producir un estado de conciencia oblicua dentro del símbolo Obelisco. No es difícil de percibir, en este proyecto, la crítica que la artista enunciaba respecto del estado de las cosas vigente en la Argentina de ese momento y, específicamente, respecto del sistema verticalista por excelencia propio del régimen militar”, señala la curadora.
Desde 1980 Minujín realiza esculturas con apropiaciones de obras clásicas de la estatuaria greco-romana, de la renacentista, y hasta de las estatuillas cicládicas. Sus obras son reproducciones en yeso de esos modelos, fragmentados, desarticulados en secciones desplazadas.
De regreso en la Argentina, y en una Latinoamérica mayormente oprimida por sanguinarias dictaduras, a partir de 1976 Minujín focaliza su mirada sobre la región y elabora un importante conjunto de obras que cuestionan la brutal realidad, mientras reivindican la importancia de los lazos sociales así como la afirmación de la subjetividad. Entre las obras más destacadas de este período se encuentran la dupla Comunicando con tierra y Autogeografía.
En 1978, Minujín es invitada a participar en la I Bienal Latinoamericana de Arte en el Parque Ibirapuera de Sao Paulo. En tal ocasión, y en sintonía con sus preocupaciones sobre la realidad política, la artista propone horizontalizar el Obelisco de Buenos Aires. “Minujín construyó un obelisco de las mismas dimensiones del Obelisco porteño, recostado y recorrible por dentro. Con este gesto, buscaba ‘desplazar un mito de un país a otro, alterar la ley de gravedad del mundo [transformar] lo vertical en horizontal y producir un estado de conciencia oblicua dentro del símbolo Obelisco. No es difícil de percibir, en este proyecto, la crítica que la artista enunciaba respecto del estado de las cosas vigente en la Argentina de ese momento y, específicamente, respecto del sistema verticalista por excelencia propio del régimen militar”, señala la curadora.
Desde 1980 Minujín realiza esculturas con apropiaciones de obras clásicas de la estatuaria greco-romana, de la renacentista, y hasta de las estatuillas cicládicas. Sus obras son reproducciones en yeso de esos modelos, fragmentados, desarticulados en secciones desplazadas.
Marta Minujín. Venus de queso, 1981. (Escultura). |
Sus happenings
y obras de arte efímero en general apuntan a la respuesta del espectador, y
generalmente producen controversia y comentarios en los medios masivos de
comunicación.
En este sentido, una obra paradigmática que refiere a la realidad latinoamericana es la que Marta Minujín realizó en 1985 con Andy Warhol una vez restaurada la democracia en Argentina. El pago de la deuda externa con mazorcas de maíz. Durante esta acción, que Minujín lleva a cabo en The Factory, la artista “paga” simbólicamente a Warhol la deuda externa argentina con mazorcas de maíz.
En este sentido, una obra paradigmática que refiere a la realidad latinoamericana es la que Marta Minujín realizó en 1985 con Andy Warhol una vez restaurada la democracia en Argentina. El pago de la deuda externa con mazorcas de maíz. Durante esta acción, que Minujín lleva a cabo en The Factory, la artista “paga” simbólicamente a Warhol la deuda externa argentina con mazorcas de maíz.
Por
su fructífera trayectoria, Marta Minujín ha
recibido el Premio Konex - Mención Especial 2012
además del Konex de
Platino 1982 y 1992
otorgados por la Fundación Konex.
Obelisco de Buenos Aires |
Marta Minujín. Partenón de libros. (Instalación en espacio público). |