Imagen de la portada del libro: WENGER CALVO, Rodolfo. Arte y conocimiento. Ensayos de filosofía del arte. Barranquilla: Universidad del Atlántico, 2011.
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Prólogo:
En este libro se reúne una serie de ensayos que corresponden a un proyecto de investigación más global relacionado con la filosofía del arte. El tema central gira en torno a las diversas preguntas que pueden surgir al establecer la relación entre arte y conocimiento. ¿Qué tipo de conocimiento está presente en el arte? ¿De qué manera han considerado los diferentes filósofos al arte en su dimensión cognoscitiva? ¿Cómo definir el arte? ¿Cuál es la ‘verdad’ del arte? ¿Cuál es el valor gnoseológico de la obra de arte? ¿Qué tipo de problemáticas pueden establecerse entre la imagen artística y el pensamiento filosófico?
La relación entre arte y filosofía, imagen y pensamiento, será constantemente referenciada a partir de los planteamientos filosóficos de: I. Kant, F. Nietzsche, T.W. Adorno, H.G. Gadamer, M. Heidegger, L. Wittgenstein, N. Goodman, A.C. Danto, M. Foucault, G. Vattimo y J. Baudrillard, entre otros filósofos y pensadores del arte.
Partimos de dos premisas:
La primera, es la de considerar que la filosofía del arte ha sido protagonista de numerosas discusiones y debates que han girado en lo fundamental entre dos grandes planteamientos: la tradición estética europea que va de Kant a Adorno, por un lado, y la filosofía analítica norteamericana del arte representada por Nelson Goodman y Arthur Danto, por el otro.
La segunda, es la constatación de que con el fin de la modernidad y la ausencia de referencias definitivas y absolutas que constituyan instancias de legitimación para el arte, en la actualidad se hace necesario encontrar ‘nuevos paradigmas’ estéticos y culturales que nos permitan comprender el estatuto y función del arte en nuestras sociedades contemporáneas.
Igualmente, asumimos que vivimos en una época de inflación de imágenes, de proliferación de un entorno simbólico, en donde la acción social colectiva hoy se encuentra influenciada por una compleja jerarquía de valoraciones simbólicas que inciden directamente en lo real. Esta conciencia del símbolo en la participación social nos conduce a plantearnos la pregunta por un ‘mundo estetizado’ y por los alcances de la dimensión estética en nuestra vida cotidiana. Se trata de un mundo cada vez más tecnificado, en el cual se impone el dominio de un pensamiento único, globalizado, de acuerdo con poderosos intereses económicos y políticos, en donde el arte y la dimensión estética pueden constituir un ámbito de resistencia creativa, porque en el arte podemos constatar la tensión entre lo existente y su imagen, con él se crean mundos posibles, universos imaginarios que le dan sentido a la existencia.
Si se tiene en cuenta su aspecto productivo y material el arte puede ser considerado como una práctica, como un terreno creativo en el cual se gestan objetos palpables o manifestaciones visibles, audibles, sensoriales o ideosensoriales, pero si se asume el arte como signo, es decir, como re-presentación del mundo, como universo simbólico ligado a nuestra sensibilidad, el arte re-significa la vida, la vuelve un mundo concreto y nuevo, un cosmos simbólico. El arte parte de lo que hay, de la experiencia sensible, de lo existente, pero va más allá, cuestionándolo y cuestionándose a sí mismo. El arte da ‘visibilidad’, permite ver el mundo con otros ojos, y al verlo con otros ojos posibilita su transformación. Con el arte nos encontramos con la posibilidad de hallar evidenciada la infinita capacidad de simbolización, recomposición y anticipación de la vida que requiere todo ser humano para ser libre en medio de la precariedad, porque en toda manifestación artística se recomponen mundos que contienen múltiples y complejos significados que le dan sentido a la existencia.
No olvidemos las palabras de Nietzsche cuando, al querer resaltar la importancia del arte como tarea suprema y actividad propiamente metafísica, nos dice en El nacimiento de la tragedia que: “...sólo como fenómeno estético están eternamente justificados la existencia y el mundo” (NT, § 5).
Rodolfo Wenger C.
Barranquilla, septiembre de 2011.