(Andy Warhol en la Stable Gallery, 1964) |
La exposición de la obra de Andy Warhol, en la Modern State Gallery de Nueva York en 1964, fue la causante de la decisión de Danto de dedicarse a la filosofía del arte. En ese año escribió su ensayo “El mundo del arte” (“Art world”). Lo que le llamó la atención a Danto, fue el de preguntarse: ¿Qué es lo que hacía a las cajas exhibidas por Andy Warhol, diferentes a las cajas de una bodega de supermercado, o de cualquier depósito comercial donde pueden almacenarse este tipo de cajas?.
"En 1964, el arte pop, que me estremeció, resultó que me señaló un camino a la filosofía. Ese año escribí un ensayo, 'El mundo del arte', que suele citarse como un punto de inflexión en el terreno de la investigación estética. La pregunta básica era: ¿Cómo es posible que dos cosas se perciban como iguales y que una de ellas sea arte y la otra no? Tengo la sensación de que ese es un tipo de pregunta filosófica básica, y creo que uno puede manejarse con el arte igual que con el conocimiento y la ética". (Cfr. DANTO, Arhur C: “La alegría de vivir después del fin del arte”. Entrevista realizada por Clio E. Bugel para IPS. www.chasque.net consultado el 28 de septiembre 2008).
Por un lado tenemos las cajas de supermercado de un producto comercial; las de unas esponjas lavaplatos de marca Brillo, y por otro, las creaciones de Andy Warhol en la galería que simulan estas mismas cajas, y que son de madera pintada para dar una apariencia igual a las comerciales que son de cartón. Lo que le fascinó a Danto en ese entonces era la razones por las cuales “las cajas de Warhol pudieran ser obras de arte mientras que sus contrapartidas en la vida cotidiana no eran sino recipientes sin ninguna aspiración artística”. (Cfr. DANTO, Arthur C. El abuso de la belleza. La estética y el concepto de arte. Barcelona, Paidós, 2005. p. 41)
Tal como el mismo Danto lo reconoce se trata de un caso parecido a lo que sucede en el cuento de Borges “Pierre Menard, Autor del Quijote”. El relato de Borges, se centra en la intención de un supuesto escritor francés de comienzos del siglo XX –invención de Borges- quien se propone volver a escribir el Quijote, hacer un texto idéntico al original, pero sin tener que copiarlo literalmente. El resultado sorprendentemente implica que al comparar el texto de Cervantes y el de Menard encontramos que ambos son iguales, palabra por palabra, letra por letra, pero radicalmente diferentes por ser escritos por individuos distintos, en épocas diferentes, en contextos totalmente distintos, es decir, nos encontraríamos con la paradoja de que al comparar los dos textos se trata dos "estilos" totalmente diferentes, a pesar de su similitud evidente.
De esta manera, las Cajas de Warhol han desempeñado un papel central en el planteamiento teórico de Danto ya que no sólo han inspirado la forma del experimento de los indiscernibles, sino que han servido para ilustrar una de las conclusiones que Danto extrae del mismo: que las obras de arte no pueden definirse en términos estrictamente perceptivos.
Esta conclusión condiciona de manera radical el tipo de definición que ha de ser posible ya que ninguna propiedad de naturaleza perceptiva podrá figurar entre las condiciones necesarias o suficientes del arte. Es claro que este aspecto de la teoría de Danto se enfrenta directamente a los presupuestos de la definición estética del arte. Así, la teoría de Danto se demarca, por un lado, de la teoría estética y, por otro, de la tesis de la imposibilidad de definir el arte defendida por los neo-wittgensteinianos. Para Danto, que el arte no pueda definirse en términos puramente perceptivos no significa que no sea posible definirlo en absoluto. Porque a la pregunta que le sobrevino de cómo distinguir una “obra de arte” de una mera cosa perceptualmente indistinguible, la responde en La transfiguración del lugar común señalando que una obra de arte debe:
- Tener un tema, es decir, ser acerca de algo; y
- un modo de presentación, es decir, encarnar un sentido.
En los ’80 Danto declara que la pregunta lanzada veinte años atrás dio lugar al “fin” de la historia del arte como búsqueda progresiva de autodefinición. La definición de carácter esencialista y transhistórico es tarea sí de la filosofía y no de alguna de las diversas concepciones estéticas pasadas o vigentes, inaugurando un período poshistórico de inevitable y “feliz” pluralismo, dado que cualquier cosa podrá ahora ser una obra de arte.
El aporte de Danto en términos de teoría y crítica de arte por consiguiente es un estímulo para dejar de insistir en una forma de crítica de arte basada en una ideología programática, que estipula la dirección histórica que debe tomar el arte, o la apariencia estética que debe acreditar para ser reconocido y acogido como tal. Este reto para la crítica lo resume Danto del modo siguiente: “Tomo cada obra individual, en sus propios términos, e intento construir una teoría sobre la misma, que no tiene por qué aplicarse a otros trabajos diferentes. Eso es lo que hace la crítica pluralista”. (Cfr. Danto, A.C. “La alegría de vivir después del fin del arte”. Entrevista, por Clío E. Bugel para IPS. Chasque).
Por: Rodolfo Wenger C.
Referencias:
DANTO, Arthur C. “The Artworld”. The Journal of Philosophy. Vol. 61, No. 19, American Philosophical Association. Eastern Division Sixty-First Annual Meeting. (Oct.15, 1964), pp. 571-584.
_______________ La transfiguración del lugar común. Una filosofía del arte. Barcelona, Paidós, 1999.
_______________ La Madonna del futuro. Ensayos en un mundo del arte plural. Barcelona: Paidós, 2003.
_______________ El abuso de la belleza. La estética y el concepto de arte. Barcelona, Paidós, 2005.
_______________ “La alegría de vivir después del fin del arte”. Entrevista realizada por Clio E. Bugel para IPS. www.chasque.net consultado el 28 de septiembre 2008.
_______________ “El arte de pensar el Arte”. Entrevista a Arthur C. Danto”. En: Revista Archipiélago, 41, Barcelona: Editorial Archipiélago, 2000.