Los estudios visuales son concebidos como un entrecruzamiento de disciplinas: la historia del arte, la estética, la teoría fílmica, los estudios culturales, la teoría de los medios, la cultura visual, los estudios de género, entre otros, con el fin de abordar el análisis de la visualidad en las sociedades contemporáneas ligada a los procesos de producción de significado cultural que tienen lugar en la circulación pública de las imágenes. Es decir, en últimas los estudios visuales tratan de la vida “social de las imágenes”.
(MOXEY, Keith. "La nostalgia de lo real. La problemática relación de la historia del arte con los estudios visuales”. En revista digital. Estudios visuales, diciembre 2003 http://www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num1/moxey.pdf )“El tema de los estudios visuales, es el de localizar la imagen en el contexto de los procesos creadores de significado que constituyen su entorno cultural… los estudios visuales están interesados en cómo las imágenes son prácticas culturales cuya importancia delata los valores de quienes las crearon, manipularon, y consumieron.”
Los estudios visuales parten de la base de que no hay hechos, objetos, fenómenos, ni medios de visualidad pura, sino más bien actos de ver extremadamente complejos que son el resultado de la mezcla de diversos operadores (textuales, mentales, imaginarios, sensoriales, mediáticos, institucionales, …..) y diversos intereses de representación (intereses de raza, género, clase, diferencia cultural, económicos…). El supuesto básico que los sustenta es que todo ver es el resultado de una construcción cultural, y por lo tanto, siempre un hacer complejo e híbrido.
Es un campo de estudio que se niega a dar por sentada la visión, dado que insiste en problematizar, teorizar, criticar e historizar el proceso visual en sí mismo. En una época que asiste al fin de las disciplinas, los estudios visuales se erigen como una estructura de campo de problemas ligadas a lo visual que asume que su propia producción ensayística participa de manera autorreferencial en la batalla de los imaginarios culturales en los que interviene.
Por: Rodolfo Wenger C.