Como ningún otro movimiento pictórico, el surrealismo, nos depara muchas gratificaciones a aquellos que estamos interesados en el misterio de la imagen. Podemos encontrar, por ejemplo, en la pintura de Dalí, de De Chirico, de Max Ernst, Yves Tanguy, o en una cercanía más latinoamericana a nosotros en los cuadros de Wilfredo Lam, Roberto Matta y Remedios Varo, entre otros, distintos motivos de interés frente a la manera como nos intrigan sus composiciones y nos evocan mundos fantásticos, paradójicos cercanos a lo onírico y lo enigmático de la realidad.
VARO, Remedios. Papilla estelar, 1958. |
En ese mismo sentido podemos referirnos a René Magritte (1898-1967). La idea central de su pintura y la que nos da la clave de su obra es que para este artista la pintura debe ser poesía, y a su vez la poesía debe evocar el misterio. A la manera del pensamiento de Heidegger, para Magritte, el misterio es inherente a la esencia de la verdad. Por eso, lo que él intentó hacer en sus pinturas fue el de suscitar en el espectador la intuición de lo oculto: detrás de un objeto pintado siempre ocultaba otro. De esta manera, al ejercicio de la pintura se superpone un ejercicio del pensamiento. (Cfr. WENGER, 2007)
MAGRITTE, René. La perspectiva imprevista, 1933. (Óleo sobre lienzo, 81 x 54 cm) |
Magritte buscaba con este recurso visual que en el espectador surgieran ideas inesperadas y sin embargo plausibles, teniendo en cuenta que las claves del misterio están en la imaginación y en lo que la alimenta: la memoria y los recuerdos.
En una carta expresó lo siguiente: "creo que he hecho un descubrimiento verdaderamente atrayente en la pintura. He encontrado una nueva posibilidad que existía en las cosas: la de convertirse gradualmente en otra, un objeto se funde en otro distinto. Por ejemplo, el cielo en algunos lugares deja ver madera. Así obtengo unos cuadros en los que la mirada 'tiene que pensar' de un modo distinto al habitual." (MEURIS, 1998, p.105). De allí que sea posible contemplar a través de su obra, la génesis del fundamento mismo del lenguaje poético, a saber: el tránsito del símil a la metáfora.
En parte el origen de muchos de sus cuadros tiene que ver con esa zona de indiscernibilidad entre el sueño y la realidad. Cuando Magritte se levantaba después de algún sueño nocturno, le invadían, según él, un “montón de pensamientos”. Algunos provenían de los sueños que había tenido esa noche, pero otros de las experiencias cotidianas que había tenido el día anterior. Esas ambigüedad entre la realidad tomada como sueño y el sueño tomado como realidad, ese tipo de “error”, motivaba de manera muy fuerte la imaginación de Magritte, impulsándolo a buscar respuestas plásticas al problema de lo oculto y lo visible. Por ejemplo, en el cuadro Las afinidades electivas (1933), vemos en un fondo indefinido un huevo gigantesco encerrado en una jaula de pájaros, cuyo colgador es de madera torneada, motivo recurrente en la obra de Magritte. Pero, ¿cómo surgió este tema?. El mismo Magritte nos lo relata: “me desperté en una habitación en la que había una jaula con un pájaro dormido. Un error grandioso me hizo ver que el pájaro había desaparecido, y en su lugar se hallaba un huevo. Yo tenía allí un secreto poético, ya que el shock que yo sentía estaba provocado precisamente por la afinidad de dos objetos: la jaula y el huevo, mientras que anteriormente había sido originado por el encuentro de dos objetos extraños entre ellos.” (Ibíd.)
En parte el origen de muchos de sus cuadros tiene que ver con esa zona de indiscernibilidad entre el sueño y la realidad. Cuando Magritte se levantaba después de algún sueño nocturno, le invadían, según él, un “montón de pensamientos”. Algunos provenían de los sueños que había tenido esa noche, pero otros de las experiencias cotidianas que había tenido el día anterior. Esas ambigüedad entre la realidad tomada como sueño y el sueño tomado como realidad, ese tipo de “error”, motivaba de manera muy fuerte la imaginación de Magritte, impulsándolo a buscar respuestas plásticas al problema de lo oculto y lo visible. Por ejemplo, en el cuadro Las afinidades electivas (1933), vemos en un fondo indefinido un huevo gigantesco encerrado en una jaula de pájaros, cuyo colgador es de madera torneada, motivo recurrente en la obra de Magritte. Pero, ¿cómo surgió este tema?. El mismo Magritte nos lo relata: “me desperté en una habitación en la que había una jaula con un pájaro dormido. Un error grandioso me hizo ver que el pájaro había desaparecido, y en su lugar se hallaba un huevo. Yo tenía allí un secreto poético, ya que el shock que yo sentía estaba provocado precisamente por la afinidad de dos objetos: la jaula y el huevo, mientras que anteriormente había sido originado por el encuentro de dos objetos extraños entre ellos.” (Ibíd.)
MAGRITTE, René. Las afinidades electivas, 1933. (Óleo sobre lienzo, 41 x 33 cm) |
¿Quién dijo que un pájaro, tiene más que ver con una jaula que un huevo dentro de ella?. Algo similar sucede en su cuadro El reino de las luces (1954); en la parte inferior del cuadro se nos muestra un lugar que está iluminado por luces eléctricas porque es de noche, pero al observar el cielo nos damos cuenta de que es pleno día. Se trata de una asociación imprevista frente a la percepción usual, lo cual suscita en el espectador más interrogantes que respuestas al realizarse una ruptura con el conjunto de hábitos mentales que catalogan los objetos en un orden arbitrario, pero conocido por todos. Se trata de “una ruptura con el conjunto de hábitos mentales 'absurdos' que en general asumen un sentimiento auténtico de la existencia”. (Ibíd., p.109)
MAGRITTE, René. El reino de las luces, 1954. (Óleo sobre lienzo, 146 x 113,7 cm) |
En una entrevista realizada en 1967, el pintor belga resumió su concepción global de la alianza que proponía entre misterio y poesía, en los siguientes términos: “existe el misterio porque la imagen poética posee una realidad. Dado que el ’pensamiento inspirado’ imagina un orden que relaciona las figuras de lo visible, la imagen poética posee el mismo género de realidad que la del universo. ¿Por qué?. Porque debe responder al interés que por naturaleza sentimos por lo desconocido. Si se piensa en ‘universo’, se está pensando en lo desconocido, su realidad es desconocida. De esta forma creo lo desconocido a partir de cosas conocidas". (Ibíd., p.112)
MAGRITTE, René. La memoria, 1948. (Óleo sobre lienzo, 59 x 49 cm) |
En los cuadros de Magritte encontramos -entonces- la unión de cosas visibles a través del pensamiento poético, lo cual nos conduce a lo enigmático. Sus composiciones visuales nos cuestionan y nos llevan a interrogarnos acerca de lo que vemos y de lo que consideramos como real a partir de ello. Para Magritte, lo extraño es la realidad misma no las ilusiones forzadas acerca de lo que se cree real; de esta manera nos da una versión muy lograda de lo que podríamos denominar una ‘poesía en imágenes‘, a la vez que nos restituye el misterio de la realidad a través del arte. Ante sus paradojas visuales las preguntas se multiplican, porque nada es obvio, aunque aparentemente así lo parezca.
Por: Rodolfo Wenger C.
Referencias
MEURIS, Jacques. (1998). Magritte. Köln: Taschen.