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Lo posthumano en el arte y la dualidad cuerpo/mente

En la cultura artística actual, el cuerpo se ha convertido en una realidad sin límites fijos, a la vez, omnipresente y volátil, proteiforme y mutante:
(…)  El cuerpo se ofrece ahora como una entidad compleja, ya no unificada y estructurada (como en la época del body art), sino estructurante , acosada por todas partes por la genética, la clonación, las nuevas tecnologías, la cultura cyber, la pérdida de la fisicalidad o la promoción de lo inorgánico. (Cfr. PERRIN, F. “Le corps dans son champ élargi. Notes sur une connectique transformationnelle”. En: L’art au corps. Le corps exposé de Man Ray à nos jours. Marsella: Musées de Marseille/Reúnion des musées nationaux, 1996, págs. 407-415)
Ejemplos:       
  • Las excrecencias de Matthew Barney.
  • Las prótesis de Marcel. Li Antunez
  • Los morphins de Robert Gligorov
  • Las autohibridaciones de Orlan
  • Las mezclas de Christian Marclay
  • Las maquinarias de Jana Sterbak
  • Los vestidos de algunos diseñadores de modas actuales como Jeremy Scott, Alexander McQueen O Martín Margiela, entre otros.
(Robert Gligorow. Endo #6, C-print on aluminium, 60 x 50 cm, 2000
Con estas manifestaciones artísticas el cuerpo pasa de ser una realidad estable, para convertirse en un proyecto cambiante, susceptible de ser reinventado y reconstruido constantemente, a medio camino entre lo orgánico y la máquina: se ha convertido en un cuerpo posthumano,
Por ello, un concepto importante a tener en cuenta en el campo artístico es el de metaperformance, el cual es definido como un tipo de manifestación performática que: prescinde de la relación directa entre el artista/performer y el  público gracias al empleo de las nuevas tecnologías audiovisuales y de los sistemas interactivos o telemáticos (Cfr. GIANETTI, Claudia. “Metaperformance. El sujeto-proyecto”. Luces, cámara, acción (…) ¡Corten! Videoacción: el cuerpo y sus fronteras. Valencia: IVAM, 1997).
Con muchas de las modificaciones que se le hacen al cuerpo por medio de cirugías estéticas no sólo se busca una transformación del cuerpo físico, sino que el objetivo también es el de modelar “una nueva concepción del yo”, modificando así lo heredado de la naturaleza. “Se trata de recomponer la identidad no sólo en lo que tiene de visible, de carnal, sino también en el terreno psíquico”. (MAYAYO, Patricia. “La reinvención del cuerpo”. En: RAMÍREZ; Juan Antonio y CARRILLO Jesús. Tendencias del arte, arte de tendencias a principios del siglo XXI. Madrid: Cátedra, 2004. págs. p.89) Lo que se busca es una transformación de la psique a través de una transformación del cuerpo, para poder reinventarse emancipándose de lo hereditario. ¡Lo normal es reinventarse!
Cabe preguntarse, entonces, si lo que nos espera con estas posibilidades de tener una identidad a la carta ofrece unas posibilidades emancipatorias, o más bien se trata de volver a encontrarnos con representaciones normativas del cuerpo humano. La pregunta es si: ¿se está abriendo una verdadera sinergia entre lo humano y lo tecnológico?
Al referirse a la difícil superación de la dualidad cuerpo-mente en el arte contemporáneo P. Mayayo señala que la idea de desmaterialización del cuerpo físico, muy presente en la cibercultura, indica también la vigencia de los discursos somatófobos, muy arraigados en la tradición filosófica occidental, porque pareciera que tras el sueño de lo posthumano se escondiera el deseo de trascender las limitaciones físicas del cuerpo físico para acceder a un reino limpio e invulnerable de pura conciencia. “Así lejos de diluir la antigua dicotomía cuerpo/mente, el mito de una corporeidad posthumana estaría reforzando las concepciones dualistas del cuerpo” (Ibid. pág. 105).
Esta búsqueda de la condición suprahumana es lo que ha perseguido en gran medida el artista australiano Sterlac.
Desde sus primeras acciones de los años 70 exhibía un fuerte componente tecnológico. Sus ‘suspensiones corporales’ consistían en eventos espectaculares durante los cuales el artista se colgaba del aire mediante cables de acero terminados en anzuelos colgados a su piel, y de ‘cuerpos amplificados’, acciones en los que Sterlac , conseguía amplificar los sonidos internos de su cuerpo gracias a una serie de altavoces situados en el espacio de la galería. 
(performance de Sterlac)
Desde los años 80 Sterlac utiliza en sus performances una serie de prótesis que aumentan la potencia de su cuerpo: así en The Third Hand (1991) o The Third Arm, el artista añade a su cuerpo un brazo articulado mecánico o una tercera mano que le permiten incrementar un tercio de la fuerza de sus miembros o sus capacidades de presión manual; en Amplified Body, Laser Eyes and Third Hand se construye unos ojos dotados de rayos láser que le dan la oportunidad de ‘ver más allá’, en Extra Ear, proyecta la instalación de una oreja exterior que aumenta la potencia de escucha de su cuerpo; y en sus Exoskeleton se coloca una máquina de seis piernas cuyo funcionamiento está regulado por el paso de una caminador.
La nostalgia de la trascendencia también forma parte del discurso y las prácticas artísticas de la francesa Orlan, otra artista volcada en la transformación biotecnológica de su cuerpo. Desde 1990, Orlan se ha sometido a nueve operaciones de cirugía plástica destinadas a conseguir una transformación total de su rostro y de su apariencia corporal, inspirándose en una imagen de síntesis fabricada a partir de los rasgos de algunas famosas heroínas de la historia del arte: la nariz de Diana de Fontainebleu, la boca de la Europa de Boucher, La frente de la Gioconda de Leonarod, la barbilla de la Venus de Botticelli y los ojos de la psique de Gerôme.
(la artista Orlan, junto con sus 'referentes artísticos')
En las performances de Orlan, la cirugía se transforma en un gran espectáculo de una teatralidad algo barroca: la artista va siempre acompañada de músicos y bailarines, está diseñada por modistos famosos (como Paco Rabanne); la sala de operaciones se halla decorada con imágenes de las obras de arte a partir de las cuales intenta reinventar su cuerpo y con una serie de objetos (crucifijos, flores y frutas de plástico) esterilizados conforme a la normativa médica. Las cirugías son practicadas con anestesia local, de tal forma que la artista pueda dirigir personalmente el trabajo de los cirujanos y controlar muy de cerca cada una de las fases del proceso.
Sin embargo, el concepto de identidad en la obra de Orlan parece problemático, porque por un lado sus obras insisten en la inexistencia de un ‘yo’ estable, de una identidad definida en términos ontológico: “el yo es otro”; y, por otra parte, su discurso destila un cierto deseo de trascendencia espiritual, de recuperación mediante desgarramiento de la epidermis que nos aprisiona, de una prístina unidad originaria de cuerpo y alma (Ibid. p.111).
En la era posthumana, el concepto de ‘individuo’ tiende a reemplazar el concepto ilustrado de ‘Hombre’ la obsesión por lo íntimo (el ‘cuidado de sí’ que planteó Foucault) se impone a la preocupación por lo colectivo.
Se trata de una ética del individualismo que hace que “los modelos coercitivos que se situaban en el origen de la construcción de la personalidad, ceden ahora paso a una concepción más fluida del individuo, que se socializa o no según sus apetencias, se aliena o no con los modelos dominantes. Un individuo cuyo primer modelo, en cualquier circunstancia, sigue siendo el yo y sus demandas específicas en términos narcisistas” (ARDENNE, P. L’image corps. Figures de l’humain dans l’art du XXe siecle. París: Éditions du Regard, 2001, p. 429).
Sin embargo, para Mayayo, la hiperrealidad del cuerpo posthumano no elimina la  necesidad de una resistencia política, porque sigue siendo hoy más necesario que nunca trabajar hacia una redefinición radical de la acción política si no queremos que las transformaciones del cuerpo se conviertan en una nueva y poderosísima herramienta de control. (Cfr. MAYAYO, P., op.cit., p.125).
Si de algo puede servirnos el derrumbamiento de las certezas metafísicas, es para complicar, desjerarquizar y desnormativizar las diferencias, porque de nos así, la erosionada categoría universalista de ‘Hombre’ puede terminar dando paso a una categoría igualmente reificadora y controladora como puede ser la de ‘Consumidor’.(Ibid.)


Por Rodolfo Wenger C.


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